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Monja Coen. ¿Cómo meditar? Una introducción a zazen

Postura, respiración y actitud mental

Monja Coen

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Primada fundadora de la Comunidad Budista Zen Zendo Brasil (2001), Monja Coen Roshi es misionera oficial de la tradición Budista Zen Soto Zenshu, con sede en Japón. Realizó su formación inicial en Los Ángeles, Estados Unidos, y completó su maestría en el Monasterio de Mujeres de Nagoya, Japón, donde ejerció como monja novicia y oficial durante doce años.

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Fue ordenada en 1983 por Koun Taizan Hakuyu Daiosho (Maezumi Roshi). En el mismo año, se mudó al Monasterio de Mujeres de Nagoya (Aichi Senmon Nisodo), donde permaneció durante ocho años, habiendo completado el programa Tokubetsu Soryo (maestría).

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Bajo la dirección de Aoyama Shundo Docho Roshi, abadesa del monasterio, fue la primera monja en ocupar el cargo de Shusso. En 1988, recibió la Transmisión del Dharma (reconocimiento de su calificación como maestra de las enseñanzas) de Zengetsu Suigan Daiosho (Yogo Roshi, abad del Monasterio Daiyuzan Saijoji en Odawara).

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Tras otros 12 años de entrenamiento intensivo en Japón, regresó a Brasil y asumió temporalmente el liderazgo del Templo Busshinji en São Paulo, en ausencia de un superintendente general. En 2001 fundó la Comunidad Budista Zen Zendo Brasil, que dirige hasta el día de hoy.

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Trabaja como monja y profesora de las enseñanzas de Buda, además de escribir y dar conferencias por Brasil y diversos países. Abadesa del Templo Taikozan Tenzui Zenji – Comunidad Budista Zen Zendo Brasil, ubicada en São Paulo, orienta prácticas regulares de zazen (meditación) así como otras actividades encaminadas a la difusión del budismo zen.

TRADUCCIÓN AL CASTELLANO DEL VIDEO.

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Zazen es el portal principal de entrada al nirvana, el estado de paz y tranquilidad. Es la práctica de todos los Budas ancestrales, la practica que nos dejó el Buda histórico, shakyamuni Buda, constituyendo la esencia de todas las prácticas espirituales.

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Para hacer zazen es recomendable que estés en un lugar que no sea ni muy claro ni muy oscuro, ni muy frío ni muy caluroso. Escoge un cojín para sentarte sobre él y haz una reverencia. Coloca las manos, palma con palma y saluda al lugar te vas a sentar. Después date la vuelta, siempre por la derecha. El brazo derecho es el que tira de ti. Y saluda frente a ti, a todos los seres.

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Entonces siéntate en la mitad delantera del cojín. Dobla las piernas según la flexibilidad de tu cuerpo. Puede ser el loto completo, medio loto, puede ser las dos piernas en el suelo [birmana] puedes sentarte arrodillado también [seiza] o en una silla. Lo importante es que haya un triangulo de equilibrio, una base estable de equilibrio en el cuerpo.

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Colocamos primero las manos sobre las rodillas y movemos el cuerpo, de izquierda a derecha, en movimientos amplios que se van reduciendo hasta encontrar el eje de equilibrio. Colocamos las manos en el mudra cósmico, la mano derecha debajo, la izquierda encima. Las articulaciones se superponen con las articulaciones y los pulgares se tocan muy suavemente, como si hubiese una finísima hoja de papel que no puede caer ni arrugarse.

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Permitimos que el aire entre naturalmente por la nariz, la inspiración es pasiva [natural], hay una pequeña pausa, y la espiración es activa. Abriendo la glotis permitimos que el aire salga por la boca haciendo un ruido. Repetimos eso algunas veces. Y después cerramos los labios, colocamos la lengua en el cielo de la boca, atrás de los dientes frontales superiores. 

 

Observa la diferencia de temperatura del aire que entra y sale de las fosas nasales. ¿Cuál es más caliente? ¿Cuál es más frío? Observa como estás respirando ahora, si tu respiración es abdominal o es torácica. No te preocupes en modificar la respiración, ocurrirá de manera natural.

 

Deje la mirada baja, en una posición de 45 grados. Y así, siéntate como se sientan todos los budas ancestrales. Habiendo regulado el cuerpo y la respiración, vamos entonces a observar la mente.

 

Hay pensamientos y no pensamientos. No se apegue ni al pensar ni al no pensar. Observe que los pensamientos son como las nubes en el cielo, nada más están pasando. No pienses el pensamiento. Pero observa y reconoce: pensamientos, emociones, sensaciones, memorias… Todo forma parte. Pero no se apegue a ninguno de ellos. Estás mirando las olitas del mar desde la orilla de la playa. Son muchas, son intensas… pero miras en profundidad y el mar es mucho más que eso. Tu mente es mucho más que los meros pensamientos que comienzas a identificar cuando empiezas las practicas meditativas. Aprende a sumergirte, a ir profundo, y encontrarás un gran silencio.

 

Al terminar un período de zazen que puedes hacer por 5 minutos, 10 minutos, 40, 45. Pero te sugerimos que no pase de una hora. Recuerda colocar las manos palma con palma y agradece. Después coloca las manos sobre las rodillas de nuevo con las palma mirando para arriba y mueve el cuerpo lentamente, suavemente, de izquierda a derecha, movimientos cortos que se van alargando, si las piernas están dormidas, está es la manera hacer volver la circulación. Levántate suavemente, descruza las piernas, colócate de rodillas nuevamente, de espaldas a tu cojín, acomoda el cojín para que quede redondo, en orden, como estaba cuando llegaste. Coloca las manos palma con palma. Saluda al asiento de zazen, saluda al trono del Buda. Y después date la vuelta. El brazo derecho tira de ti, te quedas de espaldas al lugar en el que te has sentado y saludas a todos los seres. Así lo hacemos en el inicio, en el medio y al final.

 

Que tengas una buena practica de zazen.

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